Date prisa en preparar esta receta porque a la temporada de la calabaza le queda un suspiro. De hecho, esta crema la preparé hace unos días con las últimas piezas de butternut o calabaza violín que me dio Roberto, mi nuevo agricultor de referencia, que apenas hace un año dejó su trabajo para crear su huerta ecológica en Dorneda, en las afueras de A Coruña. Producto local, de temporada y ecológico. ¡¿Qué más se puede pedir?!
Esta vez añadí una granola salada para hacer un plato más completo y aportar una textura crujiente que contrasta con la untuosidad de la crema. En breves colgaré la receta de mi versión de la granola salada.

Crema de calabaza y almendras con cúrcuma
TIEMPO TOTAL: 15 MINUTOS
INGREDIENTES
1 calabaza violín (butternut) pequeña en puré
500 ml de caldo de pollo (o agua)
almendra en polvo (hasta alcanzar la textura deseada)
1 c de cúrcuma
1/2 c de pimienta negra
1/2 c de hinojo en polvo
1/2 c de jengibre en polvo
sal
PASOS
Lo ideal es tener el puré congelado. Si no es así, precaliente el horno a 170 ºC. Corta la calabaza a lo largo y coloca las dos mitades boca abajo en una bandeja recubierta de papel de horno. Cocínala durante 20-35 minutos según el tamaño y la potencia de tu horno. Estará a punto cuando puedas atravesar con un cuchillo la piel de la calabaza sin resistencia.
Pon el caldo (o agua) a hervir. Cuando hierva, añade el puré de calabaza y remueve bien para que se mezcle. Unos 3-4 minutos.
A continuación, añade almendra en polvo hasta que adquiera la textura que te guste. Vete mezclando y no te pases con la almendra, ya que irá ganando consistencia según se mezcle. Unos 5 minutos.
Añade ahora las especias y ajusta de sal.